El lenguaje es entendido como interacción intersubjetiva simbólica con pretensiones de alcanzar consensos universales, en mismo se refiere a la interacción de dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios verbales o con medios extra verbales) entablan una relación interpersonal. Sin embargo, los actores buscan entenderse sobre una situación de acción para poder así coordinar de común acuerdo sus planes de gestión y con ello sus labores. Sin embargo, el concepto central, es la interpretación del que hacer entre la universidad a través del extensionismo y como esté infiere primordialmente a la negociación entre los diversos actores sociales.
Al respecto, la acción comunicativa es un proceso llevado a cabo en las condiciones universales del entendimiento posible, el cual se manifiesta desde la perspectiva de analizar las condiciones de posibilidad de un acuerdo logrado a través del lenguaje. De esta manera, la competencia comunicativa es aquella capacidad de los hablantes no sólo para producir oraciones gramaticales bien formadas, sino la capacidad para comunicarse entre sí: se trata de la cabida de generar actos de habla con sentido dentro de determinadas situaciones reales. Sin embargo, la competencia lingüística es un saber universal, cuyo aforo está posibilitado por la internacionalización de las normas públicas del lenguaje llevado a cabo por el hablante en el proceso de socialización. Todo acto de habla posee necesariamente una dimensión interactiva en el que los individuos hablan entre sí.
En este orden de idea, la forma tradicional en que se concibe el lenguaje como algo fundamentalmente pasivo y descriptivo, sin embargo, la manera en que actúan los seres humanos, dando forma a la comunicación y la utilización de éste como un instrumento al servicio de la conciencia que permite; expresar, transmitir y comunicar, lo que percibe en el complejo mundo que nos rodea.