Cuando estuve estudiando mi posgrado en Salamanca, España, tuve que trabajar durante el verano para un restaurante que estaba cerca de la Plaza Mayor. Fue un gran reto para mí, porque tenía que llevar clientes a este lugar, aproximarme a la gente con un acento que no era familiar, y buscar caerle bien a personas que no me conocían de nada en unos cuantos segundos. Hoy soy gerente de capacitación en una empresa mexicana, pero esas lecciones fueron para mí valiosísimas. Las ventas en frío son una de las mejores experiencias que cualquier profesional debe probar algún día si realmente quiere entender cómo se hace un negocio desde el paso cero.

Este curso lo desarrollé para la fuerza de promotores y ventas de la empresa donde trabajo. Ningún profesional que participe en un negocio, puede presumir de conocer realmente el negocio si no le ha tocado llamar o contactar a un cliente por primera vez. Todos estamos negociando y tratando de vender nuestras ideas todo el tiempo, todos somos vendedores en potencia.

El grave problema que enfrentamos es que hay gente que hace las cosas y hay gente que evade las responsabilidades. La mayor responsabilidad de una empresa, está en hacer que TODOS conozcan cómo se generan las ganancias de la misma. Usualmente los equipos administrativos evaden la responsabilidad de conocer cómo es que la parte operativa consigue a los clientes, lo cual bloquea la sensibilización de los diferentes puestos.

Con este curso, cualquier persona puede darse una idea de la mentalidad que debe imperar en la fuerza de ventas. La actitud resiliente que debemos buscar crearnos, cuando somos nosotros los que estamos parados en la calle con un flyer y una oferta lista para poder convencer a un posible cliente.